martes, 27 de octubre de 2015

Nuestro Cerebro, Azucar y Cocaina

De acuerdo con muchos científicos, el comer por compulsión y ser adicto al azúcar además de ser una de las principales amenazas para la salud humana, se equiparan al efecto que tiene la cocaína u otros fármacos. Sin embargo, los tratamientos existentes pueden perjudicar los comportamientos de alimentación normales, cruciales para la supervivencia del ser humano.
Un estudio publicado en la revista Cell revela la existencia de un circuito neural relacionado con la recompensa que controla específicamente el consumo compulsivo de azúcar en los ratones, pero que no impide la alimentación necesaria para la supervivencia de un organismo, proporcionando así una nueva manera de crear un tratamiento seguro y eficaz para los seres humanos.
 
A pesar de que la obesidad y la diabetes tipo 2 son los principales problemas de nuestra sociedad, muchos tratamientos no abordan la causa primaria: los malos hábitos alimenticios. Nuestros hallazgos son emocionantes porque plantean la posibilidad de que podemos desarrollar un tratamiento que frene selectivamente la compulsión por comer sin alterar el comportamiento de alimentación saludable", explica el autor principal del estudio, Kay Tye del Instituto de Tecnología de Massachusetts o mejor conocido como el MIT.

El comer en exceso es un tipo de comportamiento de recompensa, similar a la adicción a las drogas. La diferencia clave entre ambos comportamientos es que la alimentación es vital para vivir, cuestión que exalta la necesidad de separar los circuitos cerebrales implicados en la acción de comer por compulsión y comer de forma normal.

Tye y su equipo analizaron una vía neuronal entre hipotálamo lateral y el área tegmental ventral (regiones cerebrales supuestamente implicadas en conductas relacionadas con la recompensa como comer, tener sexo y la adicción a las drogas) por medio de una técnica llamada optogenética que implica la modificación genética de poblaciones específicas de neuronas que controlan la excitabilidad neuronal para luego activar o inhibir esas células por medio de luces azules o amarillas.
La activación de la vía del hipotálamo lateral y el área tegmental ventral en los ratones bien alimentados causó que los roedores se sobrealimentaran y buscaran consumir azúcar más veces, aún incluso si recibían electrochoques para obtener la sustancia dulce. Por el contrario, la inhibición de la misma vía redujo este comportamiento compulsivo, pero no disminuyó la búsqueda normal de alimentos en los animales hambrientos.

Asimismo en otro estudio que utilizó la optogenética en ratones para identificar las neuronas en el hipotálamo lateral que controlan la alimentación y el comportamiento de búsqueda de recompensa, se descubrió la existencia de distintos subconjuntos de neuronas que regulan el comportamiento de búsqueda de alimento o responden satisfactoriamente ante el consumo. Tye asegura que los circuitos cerebrales evolucionaron para buscar la mayor cantidad energía, principalmente de fuentes azucaradas, debido al escaso de alimentos que existían durante ciertas épocas del año.
 

Sin embargo, en nuestra sociedad de hoy en día, no hay escasez de alimentos sabrosos y ricos en azúcar o alimentos altos en grasa, los cuales a menudo están más disponibles que los productos frescos o las proteínas. Todavía no hemos adaptado a un mundo donde hay un exceso de azúcar, por lo que estos circuitos que nos impulsan a alimentamos con dulces ahora están sirviendo para crear un nuevo problema de salud. El descubrimiento de un circuito neuronal específico subyacente en el consumo compulsivo de azúcar podría resolver el camino para el desarrollo de tratamientos farmacológicos específicos en el tratamiento eficaz de este problema generalizado", afirma Tye. 

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