viernes, 22 de julio de 2011

El Arte de la Sexualidad China 2


La mayoría de los principales lineamientos acerca de la sexualidad china fueron probablemente ya elaborados entre los siglos 500a.c. y 200 a.c. Aún cuando los términos y conceptos parezcan anticuados y ajenos a nuestro lenguaje cotidiano, es de suma importancia tenerlos siempre presente cuando se realice la lectura de los tratados, ya que ayudaran a una cabal comprensión de la vida y costumbres sexuales de esta antigua cultura. A continuación serán expuestos de manera resumida.
La Mujer
Todas las secreciones y fluidos del útero y de la vulva de la mujer constituyen la esencia Yin, la cual es un revestimiento necesario para permitirle al semen masculino convertirse en embrión.
La mujer contiene un depósito de esencia Yin inagotable, a diferencia del hombre cuya cantidad de esperma es limitada.

La Relación Sexual 性交
El contacto sexual cumplía con un doble objetivo. Por una parte tenía como fin la concepción, para que el hombre cumpliera su papel en el orden universal al perpetuar la familia. Este era un deber sagrado ante sus ancestros ya que la felicidad de los difuntos se aseguraba con los sacrificios de los descendientes en la tierra. En segundo lugar, el acto sexual era la oportunidad para fortalecer la vitalidad masculina a través de la absorción de la esencia Yin de la mujer, a la vez la mujer se beneficiaba al activarse su naturaleza Yin latente. De esa manera tanto el hombre como la mujer fortalecen su salud y energia vital con la activacion de la energia sexual (jingqi 精氣).
El coito es considerado parte del orden natural y la practica del mismo es deber sagrado de todo hombre y de toda mujer. La abstinencia es, por tanto, contraproducente y el acto sexual nunca es asociado con la culpa moral. Esta unión se practica en la privacidad familiar, no por ser algo indecoroso, sino debido a que su raíz de carácter divino hace de la unión un acto el cual no debe realizarse frente a extraños.
El Hombre
El esperma es el bien más precioso del hombre, es la fuente de su salud física y de su energía vital. Esta última disminuirá a menos que se compense con una cantidad equivalente de esencia Ying femenina. Para ello el hombre debe darle completa satisfacción a la mujer cada vez que tiene contacto sexual con ella.
Debido a la porción limitada de esperma que el hombre posee, debe restringir la perdida de su energia especialmente a los días en los cuales la mujer es más propensa para concebir, esto es, cuando ella tenga la suficiente esencia Yin que provea una fertilidad mayor.
Durante los otros días el hombre debía hacer que la mujer alcanzara el orgasmo sin perder su energia vital. De esta forma ambos se beneficiarían en cada coito: él fortaleciendo su esencia vital, ella estimulando e intensificando su esencia Yin. Este principio implicaba que el hombre tenía que aprender a prolongar el acto sexual sin llegar al orgasmo de modo que pudiera absorber, al aumentar el tiempo en el cual su miembro estaba en el interior de la mujer, la esencia Yin que lo revitaliza.
Una vez que esta actividad es realizada correctamente, la esencia Yang del hombre, fortalecida con la femenina, asciende a lo largo de la columna beneficiando al cerebro y a todo el organismo.
Si el hombre eyacula cuando la mujer tiene una mayor posibilidad de ser fecundada, la pérdida de esencia Yang se compensa con el nacimiento de hijos perfectos en cuerpo y mente. Con ello la realización adecuada del acto sexual no sólo beneficia la salud de los padres sino también la de su descendencia.

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