Los antiguos maestros chinos comenzaron a acumular sabiduría
mediante la observación. Ellos
contemplaban la forma en que las cosas pasaban sin hacerse un juicio
previo. De esta manera lo hicieron no
tan solo con la naturaleza, sino con todos los aspectos de la vida cotidiana.
Mientras más observaban, tanto más reconocían los patrones comunes
en cada actividad, cosa, y acontecimientos naturales. Comenzaron a comprender los ciclos de la
naturaleza y la vida.
Entre la gente ellos vieron como se daban acciones y reacciones, conflictos y alianzas. A través de la observación paciente y sin emitir juicios fue como lograron obtener una gran sabiduría. Comenzaron a escribir sus observaciones de los patrones tanto humanos como de la naturaleza que nos rodea en un volumen que se conoce hoy como el I Ching.
Una de las ventajas de transformarse en observador es la
claridad con la que se llega a contar.
Cuando se mira un hecho de forma imparcial, sin apego, se podrá ver
mucho más y con mayor claridad que las personas que están activamente
involucradas y tiene una visión parcializada. Entre la gente ellos vieron como se daban acciones y reacciones, conflictos y alianzas. A través de la observación paciente y sin emitir juicios fue como lograron obtener una gran sabiduría. Comenzaron a escribir sus observaciones de los patrones tanto humanos como de la naturaleza que nos rodea en un volumen que se conoce hoy como el I Ching.
El desapego al abordar cualquier situación de la vida es lo que nos dará la claridad requerida para resolver problemas y situaciones aparentemente imposibles de conciliar.
Hay que observar y comprender antes de tomar cualquier acción en la vida.
Tao del Día
Practica ser el observador. Obsérvate mientras realizas tus
actividades hoy, como si vieras una película.
Toma un paso atrás mentalmente y observa como reaccionas y actúas,
notaras que podrás resolver y lidiar con los conflictos de la vida diaria de
mejor manera.
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